En
el mundo de la ciencia-ficción, a veces no tan ciencia, a veces
no tan ficción, se han tratado con amplia gama de variedades
las interrelaciones entre hombre e inteligencias artificiales (I.A.).
El cine ha copiado, imitado, e incluso fagocitado esta variedad.
El mundo del cine está lleno de referencias a la inteligencia
artificial, ordenadores o máquinas que aprenden y crecen como
Hall de "2001". El superordenador de "Terminator" que adquiere conciencia
y con ella la terrorífica idea, para nosotros, de la amenaza
que suponen los hombres para su subsistencia, decisión que
comparte la más estúpida de "Juegos de Guerra", que
hace tablas consigo mismo a tres en raya. Otros ordenadores de I.A.
deciden enamorarse cono en "Electrical Dreams". Algunos son menos
I.A. y más textura humana y compuesto robótico, como
las tres versiones que aparecen en la saga de "Alien", el primero
fiel seguidor de las directrices que le da la compañía. El
2º más humanizado, más perfeccionado como el mismo se califica. La
3ª, la extraña y pequeña Wynnona, que es una I.A. sentimental y un
poco enfadada.
Terminator II El
día del juicio final.
Uno de mis favoritos, de los más impresionantes, de los más
conseguidos en la historia del cine son los replicantes de "Blade
Runner", capaces de sentir emociones como el amor, el odio y el miedo
a la muerte. Y finalmente capaces de PERDONAR, amando más a
la vida que a cualquier otra cosa. Por su parte, quien no recuerda
el único anhelo de Hall, que sabiendo que va a ser destruido,
solo quiere saber si soñará en la segunda parte "2010", a fin
de cuentas, desde su punto de vista es lo único que le falta
para ser humano. Del mismo modo, el autodestructivo de "Electrical
Dreams" y su peculiar sentido del humor, se enamora de la rubia estupenda
(Virginia Madsen) y antepone la felicidad de ésta a la suya,
y en cierto modo una extraña amistad con su dueño.
Robocop, mente humana
y cuerpo de máquina,
¿nos quedaremos limitados a esto ?
En ocasiones una nave espacial es el punto de partida. Voyager hace
un largo y extraño viaje hasta convertirse en un I.A. en "Star Treck",
donde se habla de un planetas de máquinas donde modifican al
Voyager. Y en una reciente cinta, "Horizonte Final" quien tiene vida
propia es precisamente la nave.
A veces son simplemente robots, aunque aprenden y tienen hasta algo
de psicosis, "mieditis" y humor, como la sin par pareja R2D2 y su
compañero C3PO de la espectacular "La Guerra de las Galaxias".
Hay quien considera que el día, cada vez más cercano,
en que estas I.A. existan, bastará con que se cumplan las tres
leyes de Asimov. La pregunta es si un I.A. con conciencia de sí
mismo no es en cierto modo un ser humano, ya que adquiere "CONCIENCIA".
Quizás simplemente queremos crear (¿qué hay de los clones de
los que tanto se habla ahora?), queremos tener el poder de un dios,
creando no sólo animales sino también vida inteligente.
Como último apunte, posiblemente todo esto tiene en parte su
origen en la película "Metrópolis" primera en que aparece un
I.A. y no me resisto a hacer un pequeño homenaje al primer chistoso
de las máquinas pre-I.A., Charlot en "Tiempos Modernos".
Algunos de los más olvidados son el autogenerativo de "Superman
III", que tuvo un "hijo" en un capítulo de "Expediente X", éste con
mayor éxito o suerte pues sobrevive.